I- INTRODUCCION AL TEMA Y LA CAIDA DEL HOMBRE El recibir a Jesús como tu Señor y Salvador, es ciertamente una experiencia única y marca un cambio radical en la vida del hombre. Yo conocí al Señor hace ya más de veinte años. Al principio no pensé que nada dramático estaba ocurriendo en mi vida en el campo natural, aunque si entendí desde entonces, que estaba salvo únicamente, por la misericordia de Dios, la Sangre derramada en la Cruz del Calvario y el poder revelador del Espíritu Santo. Yo no tenía parte alguna en mi salvación, solamente el haber entendido, tal como lo explica la Palabra, mi condición de pecador, perdido y destituido de la Gloria de Dios, y el haber aceptado, arrepentido, su plan de salvación siguiendo las instrucciones simples y precisas que Él establece en su Palabra. No tenía idea en aquel entonces que el Señor me pondría a escribir, para testimonio de su nombre, las revelaciones de su Palabra que por su misericordia me hacía, las cuales yo les daba cabida en mi corazón y en muchas ocasiones llevaba un recuento por escrito de las mismas. A medida que esto sucedía, vino a mí un deseo, más bien un mandato del Señor, de compartir con otras personas, especialmente fuera de la Iglesia, las revelaciones y bendiciones que Él, en su misericordia, me daba. Revelaciones estas, que aunque no son nuevas para la Iglesia de Jesucristo, permanecían ocultas a una gran porción de los habitantes del planeta y ciertamente muchas de ellas desconocidas, aun dentro del pueblo de Dios. Estas revelaciones del poder de la Palabra de Dios, del misterio del Evangelio y de la victoria en nuestras vidas a través de Jesucristo, estaban disponibles para cualquier hombre o mujer, que sinceramente dispusiera en su corazón en buscar a Dios, como dice la Palabra: Creyendo que le halla. Sentía un deseo intenso de aprender más de este Padre misericordioso y de compartir con otros el amor de Cristo. De este fuego de mi espíritu, fue que nació primero un escrito sobre las creencias no bíblicas, de la institución llamada ‘Testigos de Jehová’ y el peligro que representan para aquéllos que no conocen el Evangelio y pueden ser engañados por esta doctrina. Ahora, este libro, “ El Agua Viva”, presenta el poderoso Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, mientras recorre avenidas, paralelas al mismo, con detalles que usualmente no se tocan y de los cuales, el Espíritu Santo me inquietó a escribir de las mismas en este trabajo, en forma simple, directa y práctica. El mundo está en la actualidad, en una resaca de confusión y libertinaje, con muestras cada día más evidentes de insatisfacción e incertidumbre, pues en el fondo de su ceguedad, buscan que se les hable la verdad para llenar el vacío que cada cual tiene dentro de sí. Este vacío solo lo puede llenar el Cristo de la Gloria, nadie más, nada más. Cuando se hace la luz, las tinieblas retroceden y se expone todo lo que hay en casa, sea malo o sea bueno. Dos aspectos importantes del estado de la sociedad actual, son enfocados en este trabajo. El primero es el estado espiritual del medio académico y profesional. El segundo es el mundo religioso. Es un hecho cierto que el ambiente académico en general, no solo ignora el Evangelio sino que da por cierto, que el mismo trata de asuntos filosóficos y esotéricos, predominantes en personas de bajo nivel de educación y escasos conocimientos, por lo cual no es un tema de competencia importante para ellos. En realidad se le considera más bien, en estos medios, como un bagaje de extracción atávica y un estorbo en la vida del hombre moderno. Este concepto esta infiltrado, en una gran parte de profesionales, políticos liberales y sobre todo en los medios de comunicación y en el mundo artístico y publicitario. Toque usted. en estos medios el tema de Cristo y lo van a marginar, ya directamente y sin rodeos o en forma velada, dependiendo del caso, la persona y las circunstancias.Está escrito, el que está en Cristo, el mundo lo rechaza y lo persigue. Fíjese que no se trata de temas religiosos, estos si son bienvenidos como parte de la cultura contemporánea, especialmente si se trata de doctrinas o religiones aceptable por aquellos que rigen o dirigen las tendencias del mundo. Por ejemplo, la Nueva Era, el Budismo, la meditación, la reencarnación, religiones orientales, espiritismo, religiones africanas como la Santería, el Budú, etc. No importa que grupo religioso, ni que tan descabelladas, incongruentes o ridículas (a la luz de la Palabra) sean las creencias de que se trate. Un grupo de personas lo practica y ya esto le da vigencia y respetabilidad en los medios de difusión. Por supuesto si es un grupo religioso importante con influencias en el mundo económico y político con toda razón se le da la mejor cobertura periodística, o televisiva, disponible. A diario se colocan en las primeras páginas de los rotativos importantes, una o más noticias de personajes o eventos religiosos. He aquí las palabras mágicas: Globalismo y Ecumenismo, conceptos modernos y políticamente aceptables. ¿Que tal Jesucristo, su amor y enseñanzas?, ¿que tal la muerte en la Cruz del Calvario como único y suficiente pago por nuestros pecados?, ¡No, por favor, esas son cosas pasadas, el mundo ya ha cambiado mucho, dicen o piensan los que no aceptan el evangelio! Podemos hacer una distinción entre la Palabra de Dios, (la predicación del Reino de Dios) y conceptos religiosos, ya de personas o de organizaciones humanas, independientemente de la antigüedad o tradiciones de las mismas: a) La Biblia es la revelación de Dios y de su santa voluntad, dada al género humano e impartida directamente por el Espíritu Santo (Dios mismo). b) Los diferentes conceptos religiosos tienen su origen en la mente del hombre o la interpretación personal del hombre. El hombre es un pecador, vive en tinieblas, por lo cual toda idea de Dios, originada por el hombre mismo (humanismo), no viene de Dios sino de la naturaleza caída (pecado) del hombre; por ello, no refleja la verdad de Dios sino la voluntad del hombre, la cual dibuja o imagina al Dios, que él ve en la creación, según sus propios conceptos. Como consecuencia de ello, estas ideas, están contaminadas por el pecado mismo, el cual prevalece en el hombre natural. ( hombre no redimido). Por el contrario, el mensaje de la Palabra de Dios permanece poderoso, singular, único e incomparable con cualquier concepto humanista, pues viene directamente de Dios mismo. Por supuesto Jesús no es aceptado por el mundo. Cristo es la luz, señala el pecado y plantea cambios en la vida del hombre. (‘¡Yo no necesito cambiar, voy bien así!’, o aun peor, ‘!Yo soy así!). Se trata, dicen ellos, de “asuntos religiosos” que no competen a la dinámica moderna. La misma reacción del gobierno romano en Jerusalén cuando los religiosos fariseos acusaban a Jesús de blasfemia y por lo tanto, decían, era reo de muerte. ¿Será acaso que Jesucristo ya no es noticia hoy en día? La Palabra dice que Jesús es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos. Los discípulos y creyentes, estaban asombrados ante las maravillas que hacía el Señor.