Capítulo III
Física Cuántica
A principios del siglo XX los científicos asumieron que habían descubierto todas las leyes y reglas fundamentales que gobiernan nuestra existencia. No fue hasta que los físicos comenzaron a estudiar partículas de materia utilizando nuevas tecnologías que descubrieron una subcapa completa de física que involucra unidades diminutas y misteriosas de materia y energía. Este descubrimiento los dejó perplejos e incapaces de explicar completamente los fenómenos que, con instrumentos innovadores, aparecieron ante sus ojos. Así nació esta extraña y misteriosa verdad, la Física Cuántica. El universo sólo puede entenderse como una red de interconexión. ¿Cómo pueden los electrones estar en contacto con todas las cosas a la vez?
Cuando los pioneros de la Física Cuántica se asomaron al mismo centro del asunto, quedaron asombrados por sus hallazgos. Las partículas más pequeñas de materia ni siquiera eran materia, como la conocemos, ni siquiera una cosa estable. Más extraño aún, se mostraron muchos posibles al mismo tiempo. También fue extraño que estas partículas subatómicas no tengan un significado aislado sino relacionado con todo lo demás. La materia no puede dividirse en sus unidades más pequeñas en su estado más elemental, es completamente indivisible. El universo solo puede entenderse como una red de interconexión. ¿Cómo pueden los electrones estar en contacto con todas las cosas a la vez? ¿Cómo puede un electrón no ser algo estable hasta que el observador lo captura, mide y examina? Las cosas, una vez en contacto, siempre estarán en contacto a través del tiempo y el espacio. El observador interactúa con lo observado. El espacio-tiempo aparece como construcciones arbitrarias que ya no son aplicables a este nivel del mundo de Newton y Descartes, y mucho menos a Darwin. En esta nueva visión, todo lo que vemos es una vasta llanura cuántica del aquí y ahora, formada por diminutas partículas cargadas de luz que mantienen unido a todo el universo. Los físicos creían que esta pequeña partícula de materia, si alguna vez se encontrara, podría explicar el misterioso código en el origen del mundo físico. Saber esto sería “conocer la mente de Dios”, decían algunos científicos.
En los últimos cincuenta años, la innovación ha llegado a un ritmo tan vertiginoso que ha transformado nuestro mundo de formas antes imaginadas en la ciencia ficción. Estos son algunos de los inventos más influyentes de estos 50 años: cajeros automáticos, pruebas de ADN, secuenciación, coches eléctricos, fibra óptica, cirugía láser y robótica (laparoscopía), energía solar fotovoltaica, códigos de barras y escáneres y mucho, mucho más.
El Experimento CERN
Recientemente, el 4 de julio de 2012, los científicos del Gran Colisionador de Hadrones anunciaron el descubrimiento del Bosón de Higgs, conocido como “La partícula de Dios”. Los científicos de los experimentos ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN anunciaron que en cada uno de estos experimentos se había observado una nueva partícula en “la masa más cercana a la región de 126 GeV ” . Según los científicos, esta partícula es consistente con el Bosón de Higgs, basado en el Modelo de Peter Higgs.
En el experimento CERN, a una velocidad igual a la de la luz, (300.000 k/s), protones cargados positivamente colisionarían de frente. Lo que los científicos buscaban con esto era lo que ya tenían en teoría, el masivo Bosón de Higgs, la búsqueda del origen y los constituyentes últimos de la materia. Su objetivo era la física fundamental.
Los científicos encuentran “la partícula de Dios”
La teoría del bosón de Higgs masivo, la búsqueda del origen y los constituyentes últimos de la materia fue confirmada por los experimentos de ATLAS y CMS en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN, al descubrir la partícula fundamental predicha. Esta partícula es la que da masa a las otras partículas, de esta forma es que se compone la materia y por lo tanto, se justifica el origen de todas las cosas en el Universo.
Desde las algas microscópicas hasta el planeta más grande de la galaxia, pasando por los humanos, todo está formado por partículas elementales unidas por un tipo de pegamento que forma el Universo y todo lo conocido.
Algunos científicos dicen que este pegamento es análogo al Espíritu de Dios, que impregna todo el universo, y todo está unido por él. Análogo al Hijo como imagen del Dios invisible, en el que todas las cosas fueron creadas por él y en él, y todas las cosas se mantienen juntas. (Colosenses 1:16).
El campo de Higgs, propuesto en 1964 por el físico británico del mismo nombre, forma la base del Modelo Estándar de la Física. Este campo es el que permite que las partículas fundamentales interactúen entre sí y adquieran masa. Para validar esta teoría, tenía que aparecer la partícula asociada al campo de Higgs, el bosón del mismo nombre, y eso es lo que acababan de encontrar.
El Experimento CERN, una analogía con la creación de Dios
Más allá de las estrellas, en los confines de las galaxias, más allá del quásar 3C273, ubicado a unos 3.000 millones de años luz de distancia, en Virgo, se escuchó y se sintió una tremenda explosión. Era el Creador del Universo navegando por el firmamento a una velocidad de 300.000 k/s, la velocidad de la luz, haciendo de sus ángeles espíritus y llamas de fuego sus sirvientes. (Hebreos 1:7). Ese enorme rayo de luz era análogo a Dios porque, “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.” (1 Juan 1: 5).