• ¿Sólo compañeros? ¿Y tú no sientes esto? ¿Esta tensión qué hay entre los dos?
• Claro que la siento, pero es porque a ti te gusta irritarme, pero tranquila ya me acostumbré…
El comentario de Javi sacó a Madison por el techo y se fue molesta hacia uno de los pasillos. Inmediatamente, Javi corrió tras de ella y aguantándola por el brazo le preguntó:
• ¿Qué sucede?
La joven respiró hondo, visiblemente molesta. Entonces Javi le dijo tratando de tranquilizarla:
• Lo siento, era una broma, no quise ofenderte.
• ¿No sientes nada por mí? Javi, yo te amo, estoy enamorada de ti…
Javi soltó a la joven como un reflejo, y se echó hacia atrás.
• Pero Madison, tú sabes que estoy casado – le dijo enseñándole su mano con el anillo.
• ¿Lo estás? ¿Dónde está ella? Porque llevas meses viviendo y trabajando aquí y nadie la ha visto ni una sola vez… – le reclamó – Si me preguntas, tu matrimonio es una fachada, una farsa para ocultar quien realmente eres. Una máscara para esconder cómo verdaderamente te sientes…
Había tanta verdad en las palabras de Madison. Ella tenía razón, Javi llevaba tanto tiempo ocultando quien realmente era: un esposo abandonado. Escondiendo cómo realmente se sentía, herido, traicionado, rechazado. Pero algo sí era cierto, su matrimonio era legítimo, él estaba casado. El joven no tuvo de otra que invitar a Madison a un café y finalmente descubrir su corazón al contarle su historia.
Al final del relato Javi hizo una larga pausa y concluyó diciéndole a su esposa:
• Ya he aprendido mis lecciones. Desde entonces he aprendido a cuidarme cuando trabajo de cerca con el sexo opuesto y aprendí a confiar en ti cuando no estamos de acuerdo. Así que escojas a quien escojas, te apoyo. Sólo quiero lo mejor para ti, con quien más te sientas cómoda. Quien te ayude a ser una mejor cantante.
Las palabras le resonaron a la cantante, a quien se le salió una que otra lágrima mientras escuchaba a su esposo. No sólo porque eran realmente honestas y salían del corazón del varón, – cuánto hemos cambiado, pensó ella por un segundo – sino que le habían dado claridad en cuanto a lo que debía hacer.
• En efecto, es todo lo contrario… – analizó en voz alta.
• Debería ser alguien que me rete, alguien que me haga sentir incómoda – le afirmó a Javi.
🎶🎵
La mayoría de los artistas seculares vivían en Nueva York o Los Ángeles. Lo ideal hubiese sido haberse quedado donde residían actualmente, pero tuvieron que relocalizarse temporeramente a Los Ángeles donde vivía la persona que estaría entrenando a Jamie. Aunque la mudanza era algo oneroso, les hacía bien este cambio, tener un nuevo comienzo. Al irse de Nueva York, ahora no tendrían nada que les recordara el pasado. Podían empezar de cero, tener un cambio de ambiente, de mentalidad, de enfoque.
Lograron alquilar un hermoso apartamento en el corazón de la ciudad, justo al frente del hermoso puente viaducto de la sexta avenida. A Jamie le encantaba el dinámico juego de luces que solía haber en el puente, era todo un espectáculo.
Era lunes en la mañana cuando el timbre sonó.
• ¡Angela! – exclamó Jamie al abrir la puerta, su mentora había llegado.
Jamie se había decidido por la veterana. Necesitaba en su esquina a alguien que la retara, a alguien que no se congraciara con ella, sino que la llevara a sus límites, tal como lo hizo Javi al principio cuando conoció a Jamie. Grant era muy bueno, pero no lo sintió auténtico, sintió que era un lambón . Simplemente no se podía arriesgar. Angela era la mejor opción.
Angela estaría reuniéndose con Jamie de dos a tres veces en semana, dependiendo del progreso de la estudiante y de la disponibilidad de la profesora.
Luego de varias secciones habían hecho un gran progreso. Ya Jamie podía cantar con la seguridad que antes la caracterizaba. También había pulido su voz, su registro de voz estaba intacto, y lo gallos se habían ido corriendo. No obstante, estaba teniendo dificultad en algo que antes dominaba fácilmente, algo que de cierta manera era un reto de principiantes: el mantenerse cantando en la misma voz. Jamie estaba tan fuera de práctica que cambiaba la melodía que estaba haciendo cuando Angela cantaba con ella. La veterana le instruía con paciencia, pero Jamie intentaba y constantemente reincidía en lo mismo. Estaba realmente frustrada.
Mientras tanto Javi estaba en la posición opuesta a Jamie. Mientras que ella era la estudiante, Javi era el profesor. Había conseguido una oportunidad para dar clases en la Escuela de Teología Talbot de la Universidad de Biola. Si buena era la oportunidad, más bueno era el hecho de que estaba a sólo media hora de su apartamento, una distancia relativamente corta comparado a lo que él solía viajar cuando estudiaba en Princeton.